- El socorrista acuático Jaime Rochas, y sus compañeros de Basque Lifeguards, han presentado una dura crónica sobre la crisis de los refugiados en Grecia y han descrito los campos “como una cárcel donde miles de personas dormían en el barro y a la intemperie”.
- Iñigo Mendoza, director de seguridad y técnico de transporte de emergencias en DYA, ha reclamado el compromiso de las instituciones en la prevención de riesgos y emergencias, y ha denunciado la extendida creencia de que “si no ha habido emergencia, la inversión ha sido para nada”.
- VOST Euskadi ha recibido el III Premio al Esfuerzo y la Innovación por su importante trabajo en difundir información útil, veraz e inmediata en situaciones de riesgo.
Donostia, 25 de mayo de 2016.- “Los seis o siete grados bajo cero no ayudaban y las terribles condiciones de los campos de refugiados tampoco. Estos tenían capacidad para 1.000 personas pero a veces llegaban 3.000 en un día”. Así ha descrito Jaime Rochas, socorrista acuático de Basque LifeGuards, su paso por la isla griega de Lesbos en el peor momento de la crisis de los refugiados. “Era como una cárcel en la que miles de personas tenían que dormir en el barro y a la intemperie. El control policial era enorme y la comida muy escasa”, ha añadido Rochas.
El testimonio de los voluntarios de esta ONG de Zarautz y Orio se ha ofrecido en el marco de las Jornadas de Gerencia de Riesgos y Emergencias que se celebran desde el lunes en Donostia. El grupo de salvamento ha calificado sus vivencias como “una experiencia dura pero gratificante”. Por una parte, su labor de ayuda era importante y enriquecedora, ya que consiguieron que todos los refugiados llegaran a salvo a la costa. Por otra, los socorristas han descrito las terribles condiciones de los que llegaban a tierra: “Fue muy duro ver cómo llegaban familias destrozadas, bebés, ancianos, mujeres embarazadas con hipotermia o sin conocimiento”.
Rochas ha explicado que la idea del viaje surgió “con las noticias de naufragios y con la sensación de que podíamos ayudar”. Con sus aletas y neoprenos como única ayuda emprendieron su primer viaje a principios de diciembre y sin ningún tipo de financiación. Su trabajo se desarrollaba principalmente por la noche, que era cuando llegaban los barcos para no ser interceptados. Los socorristas han afirmado que cuando llegaron a la isla eran los únicos voluntarios y podían recibir una media de 20 o 25 navíos al día. Su labor consistía en vigilar la costa y acercar las embarcaciones para llevarlas a zonas seguras y ayudar a los tripulantes a salir, incluso en ocasiones remolcando barcos sin combustible.
Este primer viaje les convenció de que necesitaban volver con más medios. Gracias a la ayuda económica de familiares y amigos compraron una moto de agua, y la DYA les prestó una ambulancia. La segunda visita fue muy diferente porque, poco a poco, fueron llegando grandes ONGs y, al mismo tiempo, un gran número de militares. Rochas ha admitido que la gran preparación de las organizaciones y, sobre todo, la enorme presencia militar fueron las principales razones de que volvieran a Euskadi en febrero. Tras el cambio de legislación europea en materia de refugiados, las fuerzas armadas podían interceptar los barcos, llevarlos a puerto y devolver a los tripulantes a su lugar de origen “en caliente”. Estas medidas obstaculizaron el trabajo de los socorristas y su toma de contacto con los refugiados, que ahora son recibidos por los militares y enviados de vuelta nada más llegar.
Emergencias vs. eventos
Iñigo Mendoza, director de seguridad y técnico de transporte de emergencias en DYA, ha ofrecido una charla sobre prevención de riesgos en la que ha reclamado el compromiso de los ciudadanos y la administración, y ha denunciado la falta de concienciación generalizada. El ponente ha querido destacar la importancia de “conseguir que la gente se implique” en los servicios preventivos y ha pedido la colaboración de las instituciones y los promotores a la hora de facilitar los recursos necesarios. Falta concienciación, ya que está demasiado extendida la creencia de que “si no ha habido emergencia, la inversión ha sido para nada”, ha declarado Mendoza.
El experto ha presentado las medidas a adoptar en diferentes tipos de eventos de acuerdo a la normativa de los servicios de prevención, y ha subrayado la importancia de las “normas de autoprotección” como herramienta indispensable para la prevención de riesgos y emergencias. Este manual ayuda a evitar la improvisación en temas de seguridad, ha manifestado el ponente, y permite valorar los posibles riesgos para ofrecer una mínima cobertura que proteja a la población de potenciales incidentes.
Existen eventos programados, como puede ser el caso del Alarde de Hondarribia, un concierto multitudinario, una maratón o una procesión, en los que se puede hacer una importante labor de planificación previa. Sin embargo, Mendoza ha señalado que existen otro tipo de emergencias, “las de todos los días del 112”, que no son prevenibles y que pueden entrar en conflicto con los dispositivos de seguridad, si suceden al mismo tiempo que la celebración de un gran evento.
Premio al esfuerzo y la innovación
La asociación de voluntarios digitales en emergencias VOST Euskadi ha recibido el III Premio al Esfuerzo y la Innovación por su importante trabajo en difundir información útil, veraz e inmediata en situaciones de riesgo. El presidente de la asociación Jokin Zubieta ha manifestado una enorme satisfacción por “el reconocimiento a un trabajo que se hace de forma altruista”. VOST Euskadi, creada en 2012 y perteneciente a una red internacional de voluntarios, es un grupo multidisciplinar y cuenta con profesionales de protección civil, emergencias, seguridad, sanitarios, periodistas especializados en emergencias y analistas informáticos que se encargan de labores como ofrecer consejos de protección civil y seguridad en redes sociales.